El uso de plantas con fines medicinales ha acompañado la historia de la humanidad desde tiempos ancestrales. Actualmente, se conforma como un sistema de creencias y prácticas transmitido de generación en generación, basado no sólo en el conocimiento de los recursos naturales que nos rodean; sino también de nuestros cuerpos y sus necesidades particulares.
Así, la medicina tradicional es un sistema que coexiste aparentemente como contraparte de la medicina alopáta moderna u occidental, basada en el uso de medicamentos, radiación o cirugía. Sin embargo, ambas partes se entrelazan más de lo que mucha gente puede reconocer.
Entonces, las plantas medicinales y su uso no están del todo ausentes en la alopatía moderna. Simplemente, en ocasiones, desconocemos el origen de lo que ingerimos, que puede venir de una planta o de compuestos vegetales cuyos activos útiles se han extraído y procesado para patentarlos.
Es decir: algunas de las plantas que se utilizan con fines medicinales tienen principios activos empleados también para la elaboración de fármacos comerciales. Entonces, la medicina tradicional y alópata son dos sistemas que a veces se abordan como opuestos, sin embargo, pueden tener puntos de unión y complementarse.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de medicina tradicional?
La medicina tradicional hace referencia a una serie de prácticas y a un conjunto de saberes que conforman la cosmovisión de comunidades milenarias, mientras responde a los recursos endémicos de cada región y a su uso sustentable. Esto se estudia a través de la herbolaria, basada en el uso de compuestos presentes en las plantas con efectos medicinales o terapéuticos.
Entonces, si es que ambos sistemas coexisten e incluso se complementan, ¿por qué se ha construido una visión tan específica y opuesta sobre cada uno?

¿Dónde situamos el valor de las plantas medicinales y la medicina tradicional?
Actualmente, si analizamos los sistemas de salud y ponemos a dialogar las dos propuestas, parece un contraste entre opuestos, con un extremo quizás más colonial u occidental que el otro. Aunque es claro cuál posee mayor credibilidad en el presente, es posible preguntarnos desde dónde se construye esa legitimidad y por qué necesariamente eso ha servido para desprestigiar o anular a la medicina tradicional.
A pesar de que organizaciones como la OMS la reconocen como un medio eficaz y mundialmente utilizado, considerando que este conocimiento ha prevalecido a través de la historia; actualmente el uso de plantas medicinales se enfrenta con mucho más cuestionamiento y escepticismo.

Un balance de los daños
Las compañías farmacéuticas en el mundo conforman uno de los monopolios transnacionales más grandes de la actualidad; responsables de patentar y elevar el costo de las medicinas y, por tanto, del acceso a servicios de salud dignos en diferentes países, promoviendo su privatización.
Por otro lado, si la medicina tradicional se enfoca en el uso sustentable de los recursos naturales y de libre acceso, deberíamos cuestionarnos cómo hemos llegado a privilegiar por completo uno, aprobándolo sin cuestionamiento; y desprestigiar a otro, restándole credibilidad.
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