Era de madrugada cuando el abuelo despertó a su hijo, que dormía en el sillón de aquel cuarto de hospital. Les era ya un espacio tan familiar, que había llegado a ser un poco como su casa. Llama a todos, le dijo. Los quiero aquí cuando me muera.

El teléfono sonó en casa de Arturo a las 3:37 de la mañana. Contestó y escuchó el mensaje de labios de su hermano. “Yo llego a las nueve como siempre”, dijo. Colgó, se dio la vuelta y se volvió a dormir. 

Llegó puntual a su turno de cuidar al abuelo, a las nueve de la mañana, con un café en una mano y la laptop en la otra. Todos dormían lado a lado, torcidos y amontonados, en el sillón del cuarto. El abuelo y Arturo se saludaron con un gesto. 

– Todos vinieron menos tú —susurró el abuelo, cuidando el sueño de quienes, obedientes, habían acudido al llamado de la madrugada. 

– Ay, pa. ¿A poco pensabas morirte de veras?

– Para nada —dijo el abuelo, y se rio con todo y la manguera del oxígeno que tenía en la nariz—. Pero se siente bien saber que vienen cuando los llamo.

«Lazos» de Regina Garduño Niño es una antología de cuentos inspirados en la vida cotidiana y las extraordinarias cosas que allí florecen. Sigue la publicación de las sutiles y encantadoras historias que conforman «Lazos» en El Blog de Evidencia Estudio.