A veces la vida nos hace bromas de mal gusto. Nos anuncia con bombo y platillo momentos que se nos antojan inolvidables, piedras angulares para nuestro porvenir. Solo hasta después podemos saber que, por el contrario, esos momentos debieron pasar sin pena ni gloria; que no deberían habernos significado tanto.

Eso me pasó aquel anochecer que, por años, fue el más trágico de mi vida. El amor verdadero es tan solo el primero, canta aquel popular grupo español. Y, enarbolando esa hipótesis en mano, como si fuera una verdad absoluta, recibí un mensaje en mi celular de parte del depositario de aquellos primeros sentimientos: “Voy para tu casa”. Las palabras me penetraron como veneno. Aquello solo podía querer decir una cosa: nuestro final. 

Cómo recordarte sin mirar atrás, seguí cantando; temiendo el momento en el que se concretara aquella escena que había evitado a toda costa imaginar. No se suponía que esto pasaba. Nunca. Tanto tiempo de que fuera el protagonista de mis sueños, el receptor de mis palabras y mis besos, no podía terminarse así. Pero así pasó. Creí que nos habíamos encontrado para siempre. Y ahora —citando al Mario uruguayo— parecíamos destinados a desencontrarnos. 

Una fracción de mi infinita ingenuidad murió ese día, mientras me besaba en la frente, con una ternura que casi me hizo llorar en el momento. Ni hablar de las lágrimas que inundaron mis días siguientes, pero que él no llegó a ver. No las vio. Pero podría haberlas visto en algún momento de los ocho años que han transcurrido desde entonces y que llevamos de encontrarnos; a veces mientras nos extrañamos o, bien, en circunstancias en las que preferiríamos no hacerlo. Por mi parte, aquella noche ha perdido un poco de su color inicial. Él ya no es mi confidente ni mi compañía, pero ahí está. No desapareció como temí primero y como deseé después. Es la despedida que no fue. 

«Lazos» de Regina Garduño Niño es una antología de cuentos inspirados en la vida cotidiana y las extraordinarias cosas que allí florecen. Sigue la publicación de las 47 sutiles y encantadoras historias que conforman «Lazos» en El Blog de Evidencia Estudio.

*Imagen destacada: JMW Turner