¿Qué es lo que hace a alguien creativo? ¿Es la innovación? ¿La originalidad? ¿La técnica? ¿Qué significa ser creativo? Se suele escuchar que cada vez es más difícil generar algo nuevo, que ya todo está hecho. Estamos acostumbrados a tratar de ir más lejos, más alto, más rápido, a ser más productivos, a intentar resaltar. 

Girl Talk: rompiendo el paradigma del “músico entrenado”

El mundo de la música, si se le puede llamar así, está más o menos establecido sobre estas premisas. Aunque existan una gran cantidad de maneras de composición —como el jazz o la música experimental lo han demostrado continuamente usualmente se respeta una estructura, ciertos ritmos, cierto estilo muy personal de conectarse con un instrumento, de usar la voz. El paradigma es el de un “músico entrenado” que se coordina con otros para llenar una idea, un principio de organización o una canción.

En esta forma de hacer música se despliegan, por un lado, músicos como Tosin Abasi —guitarrista de Animals as Leaders— quien deja a otros —como Jimmy Hendrix, por ejemplo— tras una neblina bastante densa; músicos que llevan al extremo la innovación en este campo totalmente saturado y extra competido, donde el genio o el talento, lo virtuoso, parece todavía jugar un papel fundamental: donde hacer algo que nadie haya escuchado es casi imposible, pero lo logran, continuamente. Ese es su mérito: un progresivo despliegue técnico, una producción inagotable.  

Por el otro, están músicos como Gregg Gillis, “Girl Talk”, de quien no se podría decir que “domine” ningún instrumento (aparte de su laptop), ni que invente nada. Solo parece cortar y pegar pedazos de canciones famosas. Y aun así tiene cientos de miles de fans. ¿Qué lo hace especial?  

El campo de la música

Hay personas que se han cuestionado esto con muchísimo cuidado. Una de ellas es Pierre Bourdieu, un sociólogo que ha descrito lo particular de ciertas profesiones o actividades humanas con lujo de detalle

Para él, todas las personas son agentes, que se organizan en grupos afines respecto a sus funciones: la moda, del arte, la música, entre otros. Estos grupos o campos de producción tienen una serie de reglas más o menos fijas: las reglas del juego. 

Dentro de estos campos hay también un conjunto de posibles maneras de jugar o “puestos”. Bourdieu llama a estos puestoshabitus”. Dentro del campo de la música, por ejemplo, existe el habitus de intérprete, compositor, ingeniero de audio, director de orquesta y, por supuesto, músico general. 

¿Se puede realmente innovar en un campo creativo?

Ante esta forma de entender a las sociedades, nos puede surgir una duda: si todas las posiciones y reglas existen de antemano, ¿cómo se da la innovación? Bourdieu explica que hay posiciones más flexibles que otras, que permiten modificar las reglas y las expectativas de su campo. 

Un ingeniero, por ejemplo, tiene una enorme incapacidad para apreciar algo tan inoperante como puede resultar el campo de “lo místico”. A su vez, la imaginación que este campo alberga no tiene que responder forzosamente a una función práctica, ni siquiera lógica; entonces tiene límites mucho menos marcados que otros procesos mentales. Por eso un mago (o un poeta) puede hacer lo que quiera y un ingeniero, no. 

Además de la flexibilidad del puesto, entonces, algo que influye en la innovación es la imaginación —que más o menos puede definirse ahora como una fuga en la cabeza. Así, un músico virtuoso puede no necesitar imaginación, le basta con encontrar las combinaciones que nadie más ha visto y eso implica práctica, requiere dedicar la vida a un instrumento. Solo un músico con imaginación puede tocar una guitarra con un arco de violín. 

¿Por qué Girl Talk es un revolucionario en su campo?

Otro fuerte elemento que influye en los procesos creativos es el acto de introducir reglas, estrategias, fenómenos u objetos de un campo a otro. Incluso habitus. El puesto que ocupa “Girl Talk” no tiene nada que ver con la novedad. Tal vez ni siquiera con la música. Se parece más al puesto de un revolucionario, aunque esta aseveración pueda parecer exagerada. 

Su posición lo obliga a modificar la estructura de su campo. Y esta posición no es propiamente nueva o única: en nuestra cultura ha gestado una tendencia hacia la apropiación de “materia prima” implícita en los medios contemporáneos. Me refiero a la “cultura del meme”, del remix, el mashup, el glitch: una serie de posicionamientos políticos críticos frente a la propiedad intelectual. 

De esta forma, Gregg Gillis se dió cuenta de que podía tomar lo que es público, lo que todos pueden ver (o escuchar) y hacer lo que se le antojara, aunque esto tenga consecuencias legales. 

Sus composiciones no atienden una teoría musical: son tejidos, fragmentos de canciones, que conforman en una constelación que sólo brilla para él, en un momento, en un hilo de sentido. Su obra juega con las expectativas de su público, usando lo que conoce, la música que adora o que ha escuchado mil veces y no sabe cómo se llama y lo resignifica, lo revuelve; juega con la nostalgia de oír algo que no te acordabas que existía, o con el absurdo de intercalar frases densas o desgarradoras de alguna canción de hip hop con otras aparentemente superfluas o banales, forzandolas a convivir, haciéndolas extrañas y luego familiares.

La creatividad es revolucionaria

Estos ejercicios de re-ordenar o re-combinar cosas que ya estaban ahí, son la creatividad: la capacidad de manipular objetos en un espacio delimitado, abriendo las posibilidades del campo, de la acción humana, modificando las reglas y las expectativas. La creatividad implica valentía, pero no sensatez: tiene reminiscencias de resistencia y revolución. 

Girl Talk tiene claro que las personas que patentan acordes, colores o semillas son enemigos de la creatividad; y esta libertad, esta licencia de tomar lo que no le pertenece es lo que lo hace un músico especial, al que muchas disqueras quiseran (y probablemente logren) demandar. 

Pero para él, su trabajo no es una colección de objetos robados, sino un estandarte de que la música (y cualquier otro producto cultural) le pertenece a todos; de que cualquiera puede hacer su propia versión de las cosas, sus constelaciones, construir un sentido, ser flexible, transitar posiciones, crear.  

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